Desde el siglo II el Cristianismo Había penetrado en la Bretaña, hoy Inglaterra. La invasión de los Anglos y de los Sajones hacia el año 455 obligó a los Bretones a refugiarse en el país de Gales y en Armorica o Bretaña menor.
En ese mismo siglo V, los
antiguos Celtas, habitantes de la Hibernia, llamada hoy
Irlanda, recibieron el bautismo de manos del Obispo San Patricio su primer Apóstol.
Ya un siglo después la vida católica de Irlanda era tan intensa, y
eran tantos sus
conventos y escuelas, que fue llamada la isla de los santos.
Los Anglo Sajones fundaron
siete reinos en Bretaña, que se llamaron la
Heptarquía. Su conversión se debe al Papa San Gregorio Magno, quien
envió a un monje llamado Agustín o Austin junto con otros cuarenta
Benedictinos a las islas Británicas. Ayudados por la reina Berta, católica e
hija del rey Franco de París, lograron la conversión del rey Etelberto, a
quien imitaron muchos de sus súbditos. San Austin fundó la Iglesia de
Canterbury, luego Primada de Inglaterra (597).