El Pecado es la Raíz y el fundamento de todos los males. No nos engañemos creyendo que erradicando el hambre, la guerra, el terrorismo y las enfermedades, tendremos paz. Es necesario erradicar absolutamente la raiz de los males del mundo, que oprime y esclaviza al hombre y a las naciones de toda raza y condición. Por la paz, la libertad y la Verdad, que comienzan por la reconciliación personal con Dios, ayúdenos a propagar esta campaña.
"Hija mía, el pecado, si es grave, es un abrazo venenoso y mortífero al alma, y no sólo a ella sino también a todas las virtudes que se encuentran en el alma; si es venial, es un abrazo que hiere, que vuelve al alma muy débil y enferma, y junto con ella se enferman las virtudes que había adquirido. ¡Qué arma mortal es el pecado! ¡Sólo el pecado puede herir y dar muerte al alma! Ninguna otra cosa puede dañarla, ninguna otra cosa la vuelve ignominiosa, odiosa ante Mí, sino sólo el pecado." (Vol. 3 diario de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta)
"Así como el pecado hiere y da muerte al
alma, así el sacramento de la
confesión da la vida y la cura de las heridas, y restituye
el vigor a las virtudes, y esto más o menos según las disposiciones
del alma, así obra la virtud del sacramento." (Vol. 3
diario de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta)
"Has de saber y estar
bien penetrado de esta importante verdad; o confesión o condenación
para los que han pecado mortalmente después del bautismo. La confesión,
o sacramento de la Penitencia o Reconciliación, fue instituida por Jesucristo
para dar la gracia a los que, por desdicha la han perdido, y para aumentarla
a los que, por fortuna, la conservan; es el iris de paz que reconcilia
a los pecadores con Dios; es la única tabla de que deben asirse los
que naufragaron en el mar de la culpa y del pecado, si quieren salvarse;
es la sola medicina que se ofrece al cristiano, si quiere salvar de
las mortales heridas que en su alma han abierto los pecados. Pero no
debes echar en olvido que así como no obrará la medicina si no se administra
en tiempo oportuno y del modo debido, tampoco el sacramento de la Penitencia
sanará tus dolencias espirituales si no lo recibes al debido tiempo,
o ahora que Dios te brinda con él, ahora que es tiempo aceptable y que
son días de salud; ni te aprovecharía si lo recibiereis indignamente
por falta de examen, de dolor, de propósito, de confesión o de satisfacción.
Pero ya que deseas recibirlo con fruto, voy a enseñarte el modo en que
lo debes hacer". (San Antonio María Claret - Camino recto
y seguro para llegar al Cielo).